martes, 15 de diciembre de 2009

¿Camino no hay caminante?

Siguiendo los propios pasos con la mirada, viendo el adoquin pasar por debajo, observando como todo sigue su curso.  Perdido en el barrio donde siempre he vivido, logré hallarme en la naturaleza que había olvidado.  Somos una mágica caja de fotos y videos, un registro constante de pensamientos (los vividos, los soñados, los proyectados).  Cuanta importancia le damos a algunos dias, de acuerdo a su fecha, y cuantas veces no nos percatamos de rendir homenaje a cada día solo por el hecho simplemente de ser, por la simple razón de que tengo la oportunidad de armarlo a gusto.  Todo el tiempo que disponga hasta que mi cuerpo lo disponga para tomar las elecciones que quiero, y tener muy en claro que toda acción tiene consecuencias.  Vi con claridad que soy responsable de mi presente, sabiendo también que estoy ahora construyendo lo que vendrá.

El sol de la tarde alimenta mi alma cual higado que se recompone, si fuera mi higado estaría quizás en problemas a pesar de beber con extremada moderación en estos tiempos, pero por suerte es mi alma la que se recompone a los rayos de quien es el Dios en muchas culturas.  Me detengo a observar a un niño que juega con su abuela, a la abuela que juega con el niño y esa imagen que parece un espejo difuso de lo que es el pasaje por este mundo.  El verde cesped casi ilumina el aire con su color, mientras el eucaliptos me hinunda de instantaneas polaroid en un abrir y cerrar de ojos.  El cielo me abraza y me fundo visión donde soy parte, pero me alejo del planeta para mirarlo, como si fuera aquel astronauta que soñe con ser. 
Cai en cuenta que he sido todo lo que quise, que los años vividos no han sido en vano, hoy puedo ver a través del cristal.  Entre juegos y arena, el viento me dispara aún muchas preguntas más, pero al fin y al cabo estoy convencido de que esto es acerca de la busqueda.  En afan de seguir la misma puedo ver que soy este volador que siempre quise ser, ese soñador que siempre fuí.  He vivido lo suficiente para saber que he realizado modificaciones a mi vida, a mi ser y a mi pensar en algunos aspectos; he vivido lo suficiente para saber que no puedo ocultar que vivo de forma apasionada y suficiente también para saber que eso no tiene que significar perder la razón.  Somos capaces de controlar nuestros impulsos, sólo debemos tener la voluntad de contener aquellos que nos hieran a nosotros o a nuestro entorno (que en si repercute en nuestras heridas).
Mirando a ningun lugar encontré que aquello que busco vive en cada uno de nosotros.  El infinito me abraza y me dejo abrazar, soy libre ahora de pensamiento y puedo elegir lo que quiero en paz.  Mágicos aromas me embisten, es el respirar de las plantas, es la tierra y el cielo que sonrien mientras me observan.  El niño continua jugando con su abuela, y es claro que ambos persiguen la felicidad individual y la mutua.  Mi nave se aleja y sonrío a la nada, vuelvo a mi cuerpo y se que puedo volar con el viento... yo también voy en camino. Mi universo se vuelve a pintar, resplandece como los astros.  Vuelvo a mirar el adoquin pasar bajos mis zapatillas, levanto la vista, se por donde está mi sendero y se que soy responsable de construirlo como yo quiera.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

el caminante se hace al andar.... y el camino..... es esa profunda linea que acompaña a cada persona y deja huellas convertidas en esas arrugas que nuncan llegan solas, esas marcas que indiscutiblemente siempre iran acompañadas de experiencia, sabiduria, aprendizaje, dolor, amor..... y la inmensa incertidumbre de no saber donde termina tu camino....
eva

Clara Castillo dijo...
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"FéLiX" Contartese dijo...
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