miércoles, 12 de octubre de 2011

Flor del Sur


Esta vez es el diablo el que llora, hoy te toca a vos sonreír. No sos burlón, pero te regocija que esta vez sea su turno. La parca enfrascada en su mejor vestido, pero decidiste que no era el día para bailar con ella. Te acompañan melodías funkys venidas de las olas de un California lejano, de un lugar que en tu mente se te hace familiar.  Ayer tus lágrimas nutrían el río del dolor, pero hoy tu sonrisa se declara de manifiesto de un tonto sentir de paz, que te ha subastado las acciones del sufrir con un simple beso y una caricia sincera que no tuviste que pedir.
La tentación del amor te seduce, aunque no tenés ya muy en claro el significado de ese sentimiento, mientras celebra el congreso de neuronas el regreso inesperado del romance que nunca abandonaste, del frenesí del andar descalzo y sin ropas sobre la cornisa de locuras de pasión.  Desborda el dique de tus sueños, se parte el muelle de las pesadillas viejas, los miedos corren atormentados, los espanta ahora tu luz envuelta en la serenidad que te brindaron esas verdes almendras tornasoladas.  Cautivado por rayos laser que asoman de una mirada honesta, esta vez no hay juegos ni coqueteos, el fluir es de a dos ahora y ya nadie puede venir a decirte que tenés que relajarte.
Sos, y ya simplemente eso te basta para compartir enredado en dulces palabras, enloquecido en los nervios del sonroje de tu rostro que se tiñe de felicidad.  Acompañas a la curiosidad a su parada de colectivo, regresa a su hogar sin que haya hecho falta esta vez consumarse en un fuego de seducción.  Una flor exótica brota de la electrónica fuerza de un presente marcado por la conexión digital.  Canciones compartidas, vuelves tan contento como cuando tus pies avanzaron sobre el Inti Punku.  El sol de la cena te abrazo tomando un café al ritmo de pasos perdidos, el saber que este ritual recién comienza transgrede tu pensar, la traducción está completa, a leer nuevas cartas bajo esos labios, a caminar nuevas vías acompañado de pequeñas zapatillas rojas.  No tenés una pizca de idea sobre el mañana, pero el ayer abarroto tu universo de oraciones que estallan y te revientan de emoción con cada una de las esquirlas que dispara. Revienta el corazón, salta de alegría tu “air guitar” quebrando en riffs alocados y te alegra en arpegios, de esos que hablan que otra vez todo vuelve a iniciar.

1 comentario:

Esteban dijo...

Un torrente de imágenes multicolores invaden el imaginario de los lectores de la mano de las almendras tronasoladas y vivencias intensas.

Aplauso de pié para la fluencia verborragica del autor de tantas imágenes condensadas en un solo relato.

Esteban

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