
Que tu mirada no se haga a un lado, que tu mente no se cierre a lo que sucede, que cada momento sea vivido intensamente. Sólo en la aceptación del sufrimiento propio y ajeno, en las alegrías compartidas, en la observación de lo que nos rodea, en la admiración de las galaxias y en la meditación de nuestros corazones encontraremos la paz en el medio de tanto ruido. Levanta la vista, extiende tu mano, brinda todo lo que está en tu ser al universo, pues no te olvides que de él sos parte.
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